El día que Míchel decidió poner dos delanteros, la defensa de cinco de Miguel Ángel Lotina concedió excesivas facilidades. Se relamieron Colunga y Miku, felices ante los errores de Rubén Pérez, Aythami y Zé Castro, cabezas visibles de un nefasto ejercicio defensivo del equipo gallego. Los delanteros del Getafe sentenciaron el partido al descanso con tres goles. La primera victoria del año 2011 para el Getafe, que había empezado a divisar algunos fantasmas pese a que el descenso aún estaba muy lejos. Fantasmas que sigue viendo el Deportivo por imagen y por resultados. La victoria del Almería le deja en una situación preocupante.
El Getafe empezó con más ritmo que en los últimos partidos. Fue curioso lo del equipo de Míchel, porque encontró el juego y los goles sin sus dos mejores futbolistas en lo que va de temporada, Parejo y Manu. En su lugar aparecieron Casquero y, sobre todo, Gavilán, que marcó la diferencia. El zurdo encaró, desbordó, asistió y hasta robó, como en la jugada del segundo gol. Antes del primer tanto, el Getafe ya había pisado el área de Aranzubia, aunque también el Deportivo quiso estirarse y llegar por la banda de Laure. Parecía, no obstante, que tenía más veneno el equipo de Míchel.
Colunga abrió el marcador tras aprovechar un salto de Miku, que tocó de cabeza y citó al asturiano con Aranzubia. Colunga esperó hasta el final y le batió por bajo, con un disparo que entró junto al palo. El tanto liberó a Colunga, que necesita goles para sentirse importante. Llegó como sustituto de Soldado y había perdido el puesto y la confianza. Frente al Deportivo recuperó probablemente las dos cosas. Ese gol también sirvió para desmontar alguna vieja teoría, y es que con más defensas se defiende mejor. Ninguno de los cinco defensas apareció ni tan siquiera para estorbar a Colunga, que entró por el centro con una facilidad pasmosa
Algo similar sucedió en el segundo tanto, pero esta vez la defensa del Deportivo tenía una excusa para estar descolocada: la pelota la tenía el Deportivo. Rubén Pérez no supo sacar el balón y Gavilán le robó el cuero. El robo resultó un pase a Colunga, que vio el camino libre hacia Aranzubia. Estuvo rápido, hábil y tuvo clase el asturiano. Regateó a Aranzubia y, escorado y con Zé Castro acudiendo a tapar el remate, levantó sutilmente la pelota. Un gran gol de Colunga, un delantero ideal para jugar al contraataque.
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